jueves, 27 de octubre de 2016

Capítulo 15

Aquella noche, Marcos Alcaraz encendió un candil en el refugio, se acomodó con una manta de cuadros verdosos y se dispuso a leer. Abrió el libro una vez más por el lugar dónde lo había dejado de leer. Tres páginas más que seguían sin ofrecer ningún dato relevante. La vista del joven comenzó a cansarse y se llegó a plantear el dejar de estudiar de noche, básicamente porque no sabía dónde podía adquirir unas lentes en aquella misteriosa isla, la cuál iba a ser muy pronto descubierta.

Pasaron las horas, y Marcos Alcaraz aún no había hallado nada importante dentro de aquel manual. Pero por fin, la cosa comenzó a ponerse interesante, sobre todo cuando llegó al capítulo: "La Risueña, lugar de encuentro". ¿Lugar de encuentro? ¿De qué?. A pesar de que  Marcos Alcaraz se encontraba cansado y que a medida que iba leyendo las palabras, sus pestañas le iban pesando cada vez más y su subconsciente le iba recordando que se acercaba la hora de irse a dormir. "Me quedaré un poco más y mañana continuaré leyendo" se dijo así mismo, pero tuvo que cambiar la idea al leer la palabra "inmortales" en aquel capítulo.

"Tras varios lustros viviendo en este islote, pude comprobar que mandaban cartas en las que se exponía el motivo de una gripe contagiosa y que los habitantes de Niotramm tenían que acudir en seguida a vacunarse" lo verdaderamente extraño es que nunca me mandaron la carta a mi. ¿Sería inmune? ¿Querían que no me curase?"

La bombilla parpadeante volvió a aparecerse una vez más en la mente del joven. Posiblemente, la carta que Meg traía para Denís era aquella en la que se determinaba expresamente que la adolescente tenía que ir a vacunarse si quería evitar ser contagiada por aquella gripe tan peligrosa. Marcos Alcaraz frunció el ceño. Ahora más que nunca debía de continuar leyendo, aunque sus ojos no se lo permitiese.

"Esa vacuna no va contra ninguna gripe, pero sí es cierto que tiene un efecto primordial: el de la inmortalidad, el de no envejecer y permanecer siempre intacto".

El corazón de Marcos Alcaraz se detuvo un instante. Su cara comenzó a tornarse de un color rojo intenso y la respiración empezó a faltarle. Comenzó a sentirse mareado. ¿Qué era eso de que los habitantes de Niotramm eran inmortales? ¿Sería Manel un inmortal? ¿Julius o Madre? ¿Laila? ¿Meg?
Un sin fin de ideas espeluznantes brotaron de su mente. Ahora su corazón parecía ir más deprisa que nunca, como si tuviera prisa en salir de su pecho lo antes posible. Con todas sus fuerzas, emitió un grito con el nombre de "Óscar". Las náuseas volvían a él y no pudo evitar caer desplomado en uno de los cojines. Aquella noticia le había llegado a lo más profundo de su alma y necesitaba a alguien que estuviese con él.

Tras unos instantes, Denís y Óscar Duna aparecieron en el refugio. Denís corrió apresurada a por un paño para quitar el sudor frío de la cara de su amigo mientras que Óscar se aproximó a él para saber qué le ocurría. Marcos Alcaraz lo único que podía hacer en esos momentos era balbucear, las palabras no querían desprenderse de sus cuerdas vocales. El joven tomó el libro en sus manos y leyó la misma página que su compañero había descifrado momentos antes. La boca de Óscar duna se tornó en una O mayúscula. Jamás hubiera podido imaginar que ese fuese el secreto que rodeaba a la isla de Niotramm. Para él, que la brujería existiese tan de cerca ya era algo alarmante, imagináos si se tratara de una cuestión tan peligrosa como la inmortalidad.
Denís apareció en escena con un paño húmedo y acudió a auxiliar a Marcos Alcaraz que se encontraba al borde del colapso. Su mirada color esmeralda se dirigió a la de Óscar Duna, que aún se encontraba con la boca desencajada.
- ¿Se puede saber qué ha pasado aquí?.- Preguntó la joven con el ceño fruncido.
Ninguno de los dos jóvenes consiguió tomar aliento después de aquel momento. No les hacía falta leer más nada, ya no habría nada que les pudiera sorprender más.
Tras varios instantes, ambos pudieron recobrar el aliento. Denís llevó un poco de agua a los dos muchachos para que pudieran incorporarse y salir de aquel ataque de shock. Marcos Alcaraz tragó agua y con la voz aún un poco quebrada dijo:
- Merecemos una explicación a esto. La vida de Denís se encuentra en juego.- dijo aún respirando fuertemente.
- ¿Mi vida? ¿Por qué?.- Denís se llevó ambas manos a la boca.
-  Quieren hacerte inmortal.- contestó Óscar Duna a expensas de que su amigo era incapaz de contestar en aquellos instantes.
- ¿Y qué tiene eso de malo?.- Preguntó Denís divertida.
-  ¿Te gustaría ver como la vida pasa y tú no lo haces con ella?.- Dijo Manel desde la oscuridad a medida que se aproximaba a ellos.- Tus hijos, nietos y bisnietos mueren y tú te encuentras con la apariencia de una niña de dieciséis años.- Denís emitió una mueca de asco al escuchar la palabra "niña" pero hizo caso omiso.- Ese libro lo escribí yo. Estuve a punto de que me mataran.
- ¿Y por qué no lo mataron?.- Preguntó Marcos Alcaraz pudiendo por fin recuperar la voz.
- No soy un inmortal, si eso es lo que te preguntas. Tú amiga Meg fue la que me salvó.
- ¿Meg?.- Preguntó el chico temiéndose lo peor.
-  Hay muchas cosas que no sabes de ella.- Manel se sentó en una silla roída.- La conozco muy bien, y aún me faltan cosas por saber.

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